¿Qué es la gestión emocional? A veces se habla de los problemas de tipo psicológico como si su origen fuese una disfunción a la hora de gestionar los pensamientos, lo que nos pasa por la cabeza y que puede ser plasmado en palabras y frases.
Sin embargo, en la mayoría de los casos la verdadera clave es el modo en el que gestionamos nuestras emociones. En este artículo veremos qué es exactamente la gestión emocional y de qué manera nos ayuda o puede dar lugar a alteraciones si no está lo suficientemente desarrollada
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¿En qué consiste la gestión emocional?
La gestión emocional es el conjunto de procesos psicológicos que nos permiten identificar y modular nuestras emociones. Cabe destacar que no se trata de controlar totalmente nuestras emociones, dado que esto último sería imposible: nuestra faceta emocional va muy por delante de nuestra consciencia y de nuestros actos voluntarios, así que solo podemos influir en ellas parcialmente, como veremos.
Así pues, tener una buena capacidad de gestión emocional o no tenerla es una cuestión relativa, de grado: nadie logra gestionar sus emociones de una manera excelente, ni estar por encima de ellas en todo momento. Esto sería contradictorio con su razón de ser: lo emocional existe porque nos “avisa” de lo que ocurre a nuestro alrededor de una manera rápida e intuitiva, sin necesidad de que nos detengamos a pensar sobre ello de manera activa y deliberada.
¿Para qué sirve la gestión emocional?
Veamos un resumen acerca de los ámbitos de la vida en los que se nota si tenemos bien desarrollada la capacidad de gestión emocional.
1. Sirve para evitar enfrentamientos innecesarios
Acercarnos a los choques de intereses desde una mentalidad constructiva y asertiva es posible porque no nos dejamos llevar por las ganas de “ganar” las discusiones en todos los contextos. Para ello adquirimos una visión global de lo que está ocurriendo, no centrada solo en lo que hace el otro visto desde nuestra perspectiva como individuo.
2. Nos ayuda a empatizar
En la misma línea que lo anterior, la gestión de las emociones nos ayuda a ser más sensibles a los matices de los estados emocionales que vemos en el otro, y a integrarlos en nuestra forma de pensar y de sentir. Eso nos permite acercar posiciones incluso ante personas que tienen poco en común con nosotros.
3. Nos ayuda a orientar la propia acción a los objetivos a largo plazo
Si no sabemos gestionar nuestras emociones, siempre estaremos dando prioridad a nuestros impulsos más primarios. En cambio, la gestión de las emociones nos permite compensar la influencia de estos últimos con las fuentes de motivación vinculadas a las metas a medio y largo plazo.
4. Nos ayuda a aprender de los errores
En vez de evitar rememorar nuestros fracasos para no sentirnos mal, la gestión emocional nos permite acercarnos a esos recuerdos desde una perspectiva basada en la aceptación de nuestras imperfecciones, de manera que podemos aprender de lo que hicimos mal.
5. Nos ayuda a expresar cómo nos sentimos
Si somos buenos identificando emociones y distinguiéndolas las unas de las otras, es más probable que también lo seamos a la hora de expresarlas y plasmarlas en palabras y acciones. Esto nos vuelve más exitosos en nuestras relaciones personales y evita la aparición de conflictos y malentendidos.
6. Nos ayuda a centrarnos
Finalmente, la gestión emocional influye mucho en nuestra capacidad para centrarnos en tareas importantes y no ceder ante las distracciones, tanto mediante procesos mentales como interviniendo en nuestro entorno (por ejemplo, la oficina en la que trabajamos) para que juegue a nuestro favor y no en nuestra contra.